La globalización en México ha
traído consecuencias en lo económico, lo político, en lo social y en lo
cultural. En lo económico, por ejemplo: debido a que ante las nuevas
reglas de competencia las empresas se ven llamadas a "buscar formas para
aumentar sus ventajas comparativas", las primeras líneas de acción que se
han tomado han sido la reducción de los niveles salariales, la modificación de
las reglas del mercado laboral, la reducción de las cargas fiscales para los
inversionistas y productores, y su aumento para los consumidores. La Reforma al
Impuesto sobre la Renta de la administración de Salinas de Gortari iba también
encaminada a "reducir en forma sustancial las tasas impositivas a las
empresas y a las personas físicas", y para lograr la meta sin perder
recursos fue necesario amplias la base impositiva. "Para ello se
introdujeron varios cambios en las formas de registrar y auditar a los
contribuyentes, como la modernización y la actualización de las bases de datos;
el establecimiento de auditorías a una proporción importante de los
contribuyentes (10%), por medio de muestreos aleatorios; la obligación de
emitir recibos foliados... además de promoverse la penalización de delitos
fiscales, que hasta entonces era prácticamente inexistente.". También
obligó la Reforma a las empresas a pagar el 2% del valor de sus activos, medida
que perjudicó bastante a la pequeña empresa y generó mucha inconformidad. Pero
a sido la globalización financiera, un fenómeno reciente de la globalización,
la que peor ha golpeado a la economía mexicana, debido a que aquella provoca la
ampliación de la vulnerabilidad de los países pobres y endeudados "al
depender cada vez más de capitales extranjeros volátiles con los que es muy difícil
renegociar deudas, en razón de su alto grado de dispersión y
fragmentación".
La crisis mexicana de 1994 y
la introducción del narcotráfico en el sistema financiero para adquirir
acciones y así lavar dinero, son dos ejemplos de vulnerabilidad introducida por
la globalización financiera.
En cuanto a las
consecuencias sociales que en México la globalización provoca podemos enumerar
en primer lugar el aumento en la migración de la gente de campo que no
encuentra oportunidades de trabajo y empleo en sus regiones, así como el
incremento de la competencia al interior de la Nación entre regiones rivales y
el consecuente debilitamiento de los lazos de solidaridad hacia los espacios
del territorio nacional que estén en desventaja. Esto, a su vez, provoca
presiones para que el Estado intervenga con "políticas públicas que sean
capaces de contrarrestar la expansión de la desigualdad regional, económica y
social". La expansión del sector informal, la proliferación de los micro
establecimientos industriales, comerciales y de servicios, y la caída de la
industria manufacturera frente a los servicios, son otras tres consecuencias
notorias que la mundialización provoca en el México social.
Culturalmente, la
globalización podría "pasar de lado por el México multicultural, sin
modificar su actual estado de marginación económica y social" (primera
hipótesis), o repercutir en las comunidades étnicas de dos maneras opuestas
(segunda hipótesis). La primera prevé la desintegración y/o disolución de las
diferentes culturas, ya sea mediante el despojo de sus territorios o por la
creciente migración urbana. La segunda pronostica la reintegración al proceso
de modernización "a partir de la incorporación creativa de la innovación y
de un cambio selectivo, económico y cultural, desde la lógica de su propia
identidad".
En lo político la
globalización repercute principalmente provocando nuevos cuestionamientos al
concepto de soberanía y nuevas y mayores presiones exteriores que modifican
radicalmente a los Estados-Nación.
Lo primero que salta a la
vista es la cantidad de abusos que el proceso de globalización causa y el
inmenso porcentaje de población humana que se está viendo afectada. Más allá de
esto, sorprende la absoluta amoralidad que dicho proceso supone y la exquisita
lógica natural que fundamenta su existencia. No hay razón para pensar que la
polarización que provoque entre ricos y pobres no pueda ser grandísima. El
llamado proceso de "desconexión" es inevitable para muchos países y
regiones. Es impensable que todos puedan entrar al paraíso capitalista... Pero
lo fundamental a considerar es esa característica amoral que tienen los
resultados de liberar las economías.
A pesar de la crisis de
1994, por el tamaño y nivel de desarrollo de sus mercados nacionales de capital
y dinero, por la amplia disponibilidad de instrumentos de inversión y
financiamiento ligados a México en los mercados internacionales, y por la
penetración de instituciones financieras extranjeras en su sistema financiero,
México se puede considerar como uno de los mercados sobresalientes más
"globalizados".
El proceso de globalización
se acelera. Las economías de los "mercados sobresalientes" han
crecido más que las de los países desarrollados, con consecuencias positivas
para el desarrollo de sus mercados de capital, y la inversión. México es uno de
los mercados sobresalientes más globalizados, por su tamaño, por la
sofisticación de sus mercados financieros (tanto dentro como fuera del país) y
por la participación extranjera en su sistema financiero.
Frente a la globalización de
las inversiones mexicanas el inversionista en México también se tendrá que
globalizar.
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